2015 _ Pablo Trenor

Cómaro

Imagen: Pablo Trenor || Garuna _espacio de fotografía | LAB/Garuna (imprescindible)

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Era un asunto pendiente,…, por muchas razones. La palabra –en sí misma- vale la pena. Una de esas que con su simple sonoridad evoca un ‘cúmulo’ de significados.

Los cómaros articulan el paisaje gallego. Son las discontinuidades linderas que resuelven los cambios de nivel. Una suerte de borde grueso formado en tierra, acompañado –a veces- de muros de mampostería seca, y -a las muchas- por árboles, arbustos, matas, fentos, cogumelos, silvas,… con sombras, murmurios, asubíos.

Si la Fraga de Cecebre era para Fernández Flórez: (…) un tapiz de vida apretado contra las arrugas de la tierra … Es toda vida: una lengua, dos lenguas de vida entretejida, sin agujeros como una manta fuerte y nueva, de tanto espesor como el que puede medirse desde lo hondo de la guarida del raposo hasta la punta del pino más alto (…)1 el paisaje de cómaros puede ser esa misma manta deshilachada, con grandes agujeros y jirones. Visto desde otro punto de vista es el resarcimiento del montus frente al ager, una coexistencia permitida por las limitaciones tecnológicas del ser humano y que a día de hoy supone uno de los principales espacios resilientes en el paisaje rural (véase término bocage).

La palabra cómaro nos llega a través de Juan Luis Dalda, profesor del Área de Urbanismo de la Escola de Arquitectura da Coruña. Inolvidable su análisis del Agra del Taibó o la aldea de Mariñán: (…) los cómaros son desniveles del terrenos creados artificialmente por el ser humano, que adaptó esta forma la topografía para conseguir terrenos de labor con la mínima horizontalidad. Pueden estar formalizados por medio de muros, en núcleo de la aldea, o constituirse simplemente por el desnivel del terreno; también pueden señalarse con vegetación y arbolado… El cómaro también cumple una función estructuradora del parcelario, ya que dispone el terreno en una sucesión de superficies planas a distintas cotas en las que se disponen las parcelas abiertas o leiras. La propiedad del cómaro es de la parcela que está en la parte superior (…) 2

Y tanto que es de la leira que está en la parte superior. En otro tiempo tuvimos un blog de reflexiones denominado ‘cómaro’, y a través de la búsqueda del vocablo contactó con nosotras Maria L, una vecina de un concello de la Costa da Morte. María tenía un problema, uno de sus cómaros lindaba con camino público, y la administración municipal en sus ansias transformadoras se empeñó en destrozarlo. Decimos destrozarlo porque en la ampliación de la explanación del camino se despreocuparon de su integridad, procedieron al desmonte cercenando su estructura. En el caso de María L su cómaro estaba coronado por un pequeño muro de mampostería seca. La parte alta del cómaro colapsó y se derrumbó hacia el camino.

Gráficamente, esto fue lo que le pasó al cómaro de María L.

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María se quedó atónita. Ya había advertido a los operarios del ayuntamiento que si procedían de ese modo se caería el muro,…, era muy fácil prever el desprendimiento. Se quejó en sede, cosa inútil. Apenas transcurrieron unos días y el cómaro cedió. El perjuicio estaba claro, pero ella intuitivamente se planteó si ambas cosas, tierra y muro, podrían formar parte del mismo conjunto. Revisó la técnicas tradicionales de mampostería seca en los paisajes atlánticos, pero únicamente en la palabra cómaro encontró la conjunción de esos elementos…, y como ya dijimos, a través de ella nos encontró.

Quería demandar al ayuntamiento. Se habían cargado el cierre, el muro por los suelos, los arbustos rozados y arrancados, los árboles talados… Todo para no garantizar siquiera la estabilidad del talud. Tendrían que haberle levantado un muro.

El razonamiento evidente iba por ahí, pero en el fondo quería llamar la atención sobre el descuido hacia los cómaros. Le ayudamos a enfocar este punto. Con lógica técnica, cierto está, pero con intención. La argumentación alcanzó cierta extensión, y no nos gusta nada el mundillo jurídico-judicial-ténico-legal. Pero ahí fue.

Pasaron más de 9 meses (creemos). La sentencia fue favorable. La base se centraba en la propia definición de cómaro, reconocía su validez para la argumentación (la ley de ordenación urbanística esta de nuestra parte en temas de protección,…, pero ese es otro tema). En ese momento me acorde de Dalda, el profesor que quiso aproximarnos al paisaje gallego a través de estas formaciones: cómaros, comareiras…, [podrían ser ribazos en otros paisajes rurales]. Parecía un homenaje a este hombre encontrar la palabra ‘cómaro’ repetida en el texto de la sentencia. Es curioso lo de las palabras, sobre todo ante el empacho de información que tenemos en este mundo virtual, pues otras muy reales se van perdiendo.

María L. se despedía en el último mail con un ‘que teñamos mil primaveiras máis para a nosa paisaxe’, [que tengamos mil primaveras más para nuestro paisaje].

Nosotras también os deseamos una buena primavera y 999 más.

Feliz 2015

1. Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964): El bosque animado (1943)

2. Juan Luis Dalda Escudero (1944-2011): DRU 6 (2011), Documentos de Reflexión Urbanística, Escola Técnica Superior de Arquitectura da Coruña

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