Propuesta presentada al CONCURSO DE IDEAS PARA LA REMODELACIÓN DE LA PLAZA PEDRO ALCÁNTARA Y SUS ACCESOS | Con la colaboración del arquitecto Daniel Natoli | El concurso pretende la renovación integral de la Plaza Pedro Alcántara en Arrecife (Lanzarote) en base a un idea rectora ‘la creación de un espacio urbano versátil y de calidad que favorezca la integración y adaptación al entorno dentro de la trama urbana, destinado a la generación de puntos de encuentro y relación de personas’ | La propuesta se enfrenta a la transformación de un espacio infrautilizado y residual, partiendo del potencial que aporta su localización, tamaño y forma en la trama urbana de Arrecife y en el extraordinario contexto insular || Primer Premio
| CONTEXTUALIZACIÓN
Este espacio nace como Plaza del Millo al amparo de la actividad de la Harinera Lanzaroteña, una empresa que se implanta en 1955 en el confín occidental de la capital conejera. La Plaza del Millo es prácticamente un patio de maniobras para el acceso de camiones a esta planta de transformación, si en los años 60 los camiones accedían por la calle Alegranza, en la actualidad este trasiego no se ha modificado, aunque las frecuencias se han reducido.
La revisión de la planimetría y los vuelos históricos muestran las escasas modificaciones del trazado de la plaza. El plano del Plan General de Spinola y Trapero de 1968, traza un elemento central en disposición y tamaño similar al presente. La representación de un hexágono irregular es continua en los documentos analizados, lo cual demuestra la supeditación a los requerimientos funcionales de la propia Harinera.
A día de hoy la entidad espacial de la plaza es apenas reconocible, percibiéndose como un espacio residual o interior dentro de la manzana definida por las calles Alegranza, Río de Oro, Manolo Millares y Coronel Bens. A la presencia de los camiones de la Harinera hay que añadir el aparcamiento desmedido de turismo, produciéndose incluso conflictos de uso que obligan a la continua retirada de vehículos estacionados. El resultado es destacado en las propias bases del concurso: una desconfiguración de usos, que hacen imposible su percepción como espacio libre y abierto dentro de la trama.
Esta situación ha pasado factura a los elementos constructivos de la plaza. Los pavimentos presentan un importante deterioro estructural. Los alcorques que configuran el espacio central hexagonal están mal conservados y muestran grietas producidas por el sistema radicular los árboles que contienen. Los árboles de mayor porte, Ficus microcarpa, son inviables en esta disposición.
| LAS CUALIDADES: LOCALIZACIÓN, EXTENSIÓN Y FORMA
El centro sigue siendo el referente de la vida social arrecifeña. A partir de núcleo originario surgido en torno al Charco de San Ginés surgen lo ejes básicos de la ciudad actual: Calle Real (León y Castillo), Manolo Millares (José Antonio Primo de Rivera), Fajardo (Nueva) y Quiroga-Plazuela-Carnicería (Constitución)-Morote. Este último reforzado con la ejecución del frente marítimo conocido como Avenida Marítima.
De la localización de la Plaza Alcántara cabe extraer su potencial para la aportación de una actuación complementaria en el marco anteriormente descrito. Su extensión es comparable al de otros nodos que articulan la trama urbana: Plaza de las Palmas, Plaza de la Constitución o cruces singulares como el de las calles Manolo Millares y Fajardo. Todos ellos forman parte de un limitado conjunto de ensanchamientos y vacíos en una malla densa y relativamente indiferenciada, más allá de los solares desocupados y los extraordinarios referentes territoriales circundantes (charcos, fachadas marítimas, playas, islotes…)
En este punto conviene destacar la iniciativa de activación de la Plaza del Almacén, plaza que tomaría el nombre del ‘centro polidimensional’ situado entre las calles Canalejas, La Porra y Betancort. Este espacio era reclamado como ‘un espacio verde, que proteja del sol, donde los niños jueguen, donde se celebren conciertos, se abran mercadillos (…) una plaza cambiante, una plaza más humana’.
La relación entre la ‘Plaza del Almacén’ y la Plaza Pedro Alcántara puede establecerse desde una cierta coincidencia de objetivos. También desde el convencimiento de que todo cambio del uso social del espacio puede venir coadyuvado con su transformación física. La Plaza Pedro Alcántara carece de actividades comerciales que puedan extenderse en su espacio; pero su singular geometría y una topografía llana permiten integrar múltiples funciones y recorridos, incluso los reclamados por la Harinera.
| HIPÓTESIS DE PARTIDA Y OBJETIVOS DE LA PROPUESTA
Atendiendo a la revisión efectuada, y teniendo en cuenta las cualidades del entorno, asumimos una hipótesis de partida basada en siete ideas fundamentales:
(1) La Plaza Pedro Alcántara es una excepción en su trama: Es un espacio de dimensiones posición y forma singulares. Sin embargo es percibida como un entorno residual, casi un patio interior de manzana.
(2) Es un espacio necesario para el desarrollo de la actividad de la Harinera: La intervención debe posibilitar el acceso de vehículos pesados; camiones que entran por la calle Alegranza-Francos y maniobran en el extremo norte de la plaza (la salida se produce marca atrás por el mismo recorrido). La presencia de actividades transformadoras en el medio urbano no tiene que ser un inconveniente. Paradójicamente muchos complejos de harineras o panificadoras se han convertido en hitos del patrimonio industrial urbano.
(3) Es un espacio infrautilizado: Desde el punto de vista de la calidad de uso del espacio público presenta grandes deficiencias. Está invadido por vehículos estacionados que restan inclusividad a un ámbito en el que no se observa la presencia de usuarios. Es un espacio de escasa sociabilidad.
(4) Es un espacio deteriorado: Ofrece una imagen que limita su elegibilidad frente a otros próximos.
(5) Es un espacio de vocación peatonal conectable con la red de itinerarios peatonales preferentes: Deducible desde los planteamientos expresados en el Estudio de Movilidad Urbana del Plan General de Ordenación Supletorio de Arrecife. La plaza se encuentra en la supermanzana (macromanzana) del Centro, y la calle aledaña Río de Oro se integra en la red de itinerarios peatonales preferentes, en este caso del sistema de espacios libres vinculado al ensanche decimonónico. Esta red serviría de conexión idónea con el ‘El Almacén’ y su entorno.
(6) Su activación tiene sentido como parte de un todo: Las soluciones a aportar al acondicionamiento de esta plaza deberían ser entendidas como una aportación al conjunto arrecifeño. Tratándose de un espacio residual pero de gran potencial, la intervención podría ser replicable en sus trazos constructivos básicos.
(7) La referencia cultural y ambiental es Lanzarote como universo particular: Traemos la siguiente cita de César Manrique en relación a su propuesta insular “…, el primer slogan que pusimos en marcha fue: no tenemos que copiar a nadie; tenemos que sacar a relucir la personalidad intrínseca de la isla para que nos vengan a copiar a nosotros. Este fue nuestro principal cometido y, una vez realizado el tiempo nos ha dado la razón.” (Escrito en el fuego, 1991)
La expresión de estas ideas pretende ser una simplificación de lo expresado en las bases del concurso, cuando se propone como idea rectora (…) la creación de un espacio urbano versátil y de calidad que favorezca la integración y adaptación al entorno dentro de la trama urbana, destinado a la generación de puntos de encuentro y relación de personas (…) Es por ello que planteamos dos objetivos claros: (O1) Crear un soporte y (O2) Naturalizar (arte-naturaleza).
O1. Crear un soporte, un escenario, lo suficientemente versátil que permita su adaptación a pautas de usos diversas y mutables. Manteniendo los presupuestos de la intervención condicionados por el funcionamiento de la Harinera, se trata de convertir la contingencia actual en una oportunidad. La plaza tiene sentido como espacio autónomo pero indefectiblemente ligado a su perímetro. En todo caso es necesario volver a recordar que la transformación física del espacio no conlleva necesariamente la modificación de las pautas de utilización, el cambio del uso social del espacio es paulatino.
O2.Naturalizar, entendiendo la creación del paisaje urbano como un proceso ligado a la interpretación del extraordinario paisaje de la isla, siempre supeditado a él. Según expone Antonio Zamora Cabrera sobre Cesar Manrique: Lanzarote le surte de una iconografía básica de elementos que sintetizan los valores físicos, inmateriales y culturales de su paisaje – como la vulcanología, la agricultura o la arquitectura vernácula –, que reinterpreta e incorpora en su obra espacial con el propósito de establecer vínculos con el entorno. [La construcción territorial de la propuesta de Lanzarote (1960-74). El arte de César Manrique entre el paisaje y el turismo] Esta difícil encomienda se centrará en tres líneas de intervención:
(1) La organización orgánica del espacio, en la cada una de las partes queda se encuentra referida a un todo. Este todo se representa por un patrón hexagonal multiescalar que permite integrar los diferentes elementos compositivos (pavimento, mobiliario, vegetación…) Este patrón es perceptible en el diaclasado de las columnas de basaltos (Los Caletones de La Graciosa, los Llanos de la Hondura entre Costa Teguise y los Cocoteros o los barrancos de la Vega de Guatiza), en la regularización de la distribución cultivos en la Geria en su conversión en teselados.
(2) Mimetización, entendida como la introducción de materiales inertes y vivos del entorno, ‘tierras’ y ‘verde’. Operará fundamentalmente en la incorporación del extraordinario material vegetal presente en la isla. De este modo ‘el verde’ se convierte en solución cundo asume las principales funciones de adaptación, deviniendo en un espacio de naturaleza, en una infraestructura necesaria para el mantenimiento eficiente del orden urbano. Las ‘tierras’ se transforman en pavimento, ofreciendo la combinación de tres tonos, el gris basáltico, el arena del jable y el pardo-rojizo de los macizos y montes de fuego.
(3) Arquitectura vernácula, recogiendo la construcción del paisaje a través de los muros y las estrategias de almacenamiento y recogida de aguas. En este caso los muros serán blancos, encalados… modelados sobre la tierra; estos elementos conformarán las construcciones emergidas sobre la superficie de suelo. Esta superficie conducirá el agua hacia las zonas de vegetación, entendidas como fracturas o grietas, en ellas se producirá la infiltración y el almacenamiento.